Lotus 80 y el efecto suelo

Uno de los monoplazas que tuvimos la oportunidad de ver en la exposición realizada en el Retiro de Madrid, con motivo del Martini Legends 2008, fue el Lotus 80 de 1979.

Lo que en un principio se antojaba como un ejemplo de ingeniería aerodinánica, rápido se mostró como un monoplaza ingobernable debido a un exceso de “efecto suelo”.

Y es que los ingenieros de Lotus con el experto en ingeniería aeronáutica, Colin Chapman, a la cabeza habían utilizado su experiencia con los anteriores monoplazas Lotus 78 y 79 para desarrollar un nuevo diseño que optimizase el “efecto suelo” y permitiese ganar décimas especialmente en las zonas lentas.

La idea fue hacer que el chasis entero se convirtiese en una enorme pieza aerodinámica haciendo que el flujo del aire circulase en dos direcciones bajo el chasis y por encima de este, una idea similar al morro túnel utilizado por el Ferrari F1 2008 esta temporada.

Con la enorme cantidad de fuerza descendente proporcionada por éste sistema se decidió prescindir de las aletas del alerón delantero (ver foto) y se instalaron faldillas deslizantes (ver foto) que se movían verticalmente adaptándose al contorno del suelo.

El resultado fue un monoplaza precioso que en la práctica resultó ineficaz.

Y es que por un lado las faldillas deslizantes se desgastaban demasiado rápido y por el otro y como reconoció el propio Mario Andretti, el efecto suelo no trajo consigo los resultados esperados mostrándose el monoplaza ingobernable en frenadas y curvas, es decir, las zonas lentas en las que debía responder mejor.

Definitivamente el Lotus 80 solo duró tres carreras, pese a que en el Gran Premio de España consiguiera un buen resultado con un tercer puesto de Andretti, los problemas en Bélgica y en Mónaco fueron evidentes. El Lotus 79 se “rescató” se adaptó y regresó a los circuitos para terminar la temporada del año 1980.